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Los argentinos encabezan un ranking que midió las ganas de dejar el encierro y salir a divertirse

Tomarse un café y charlar, ir al cine o al teatro, compartir una cerveza después de la oficina, juntarse a cenar afuera. Son rituales muy nuestros. La comida y los espectáculos funcionan como grandes excusas para reunirse en familia o con amigos.

La cuarentena​ por el coronavirus vino a modificar hábitos que, al parecer, nos hacen mucha falta. Así lo confirma una encuesta global, que analizó el estado de situación de diferentes poblaciones con las salidas y la pandemia. De allí surge que los argentinos estamos primeros en el ranking de necesidad de esparcimiento y que muy pocos, solo dos de cada diez, se muestran dispuestos a resignar algunas de estas costumbres en el futuro.

Según el estudio, realizado por la agencia de investigación de mercados DatosClaros, solo un 21 por ciento de los argentinos (la cifra más baja del mundo) afirma que irá menos que antes al cine, al teatro y a conciertos cuando pase la pandemia. En el otro extremo del ranking se ubican países como Italia, en el que opina lo mismo el 39 por ciento; o Brasil, donde el 37 por ciento apunta a cambiar su modo de vida en relación al entretenimiento y la gastronomía.

Ocurre algo similar cuando consultan sobre comer y beber. “¿Cree que luego de la pandemia irá menos que antes a almorzar o cenar a cafés y restaurantes?”, indaga el estudio. Los argentinos vuelven a estar entre los que menos modificarían sus rituales. Apenas el 19 por ciento dice que va a salir menos a restaurantes y bares. En Brasil sostiene lo mismo el 35 por ciento, en España el 34 y en Chile el 33 por ciento.

En Argentina prevalece el sentimiento de estar transitando la pandemia de una forma mucho más controlada que en el resto de América Latina, y un 30 por ciento piensa que “el impacto será importante pero menor" que en otros países. En cuanto a palabras clave que definan el estado de ánimo general, preocupación y ansiedad son las más usadas en América Latina. Sin embargo, Argentina es el único país de la región en el que se utiliza más el térmico cansancio.

La encuesta se hizo entre el 22 al 28 de junio. La muestra superó los 4.500 casos y participaron por Internet personas de Argentina, Brasil, Chile, México, Estados Unidos, Alemania, Italia, España, Francia, Polonia y Nigeria.

“Lo extensa y restrictiva que está resultando la cuarentena en Argentina en comparación con otras puede ayudarnos a interpretar esas ganas de esparcimiento. La gente extraña la vida que tenía antes y eso incluye las salidas. En otros países, hay actividades que nunca se suspendieron”, sostiene el psiquiatra y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Harry Campos Cervera. “Además, el trabajo se hizo a mediados de junio. Lo peor en Europa parece ya haber pasado. En América estamos más complicados”, agrega.

Para Juan Eduardo Tesone, psicoanalista de APA, las medidas tomadas por el Gobierno sirvieron para morigerar las consecuencias de la pandemia y, por eso, hablamos de cansancio y no de preocupación. “La gente no dimensiona el peligro del coronavirus y creo que ésta es la razón por la que son muy pocos los que planean modificar sus hábitos cuando pase el pico”, aporta Tesone.

Dice que los argentinos solemos negar la gravedad de las crisis. “Culturalmente se tiende a banalizar. Es nuestro modo de supervivencia”, suma.

Por último, afirma que la proximidad con el otro y la necesidad de contacto tienen que ver con nuestra cultura latina. “Hay otras poblaciones que seguramente no lo sufran tanto. Este puede ser otro punto relevante a la hora de analizar el primer puesto en el ranking”, cierra Tesone.


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